PROPUESTAS DIDÁCTICAS

Compartimos experiencias didácticas vinculadas con la Educación Poética para implementar en el aula.


ALEGRANZA con los docentes

Por Claudio Simiz 

Presentación

Cuando hace exactamente dos años presenté un breve trabajo (en el foro artístico-educativo-filosófico "Alegría"), no imaginaba que, en breves semanas, el término "Alegranza", mencionado casi anecdóticamente en el mismo, terminaría dando nombre a un proyecto, vinculado a la Educación Poética que, junto a Silvia Rivas y colaboradores, ha venido creciendo de manera sostenida. Los propósitos mencionados en ese tramo fundacional eran tres: desde la Literatura y en especial la Poesía se podrá enfrentar:- la autolimitación/exclusión ante los bienes/espacios culturales- el aislamiento y la soledad- las recetas y respuestas superficiales, totalizantes, maniqueas. Al paso del tiempo y las tareas, fuimos desplegando estas inquietudes hacia el terreno de la articulación de los lenguajes, la poesía en su dimensión perceptiva, intelectual, emocional, el trabajo sistemático sobre la creatividad, etc.; sin embargo, aquellos tres puntos iniciales siguieron mostrando su desafiante productividad.

Por eso, entendiendo a la Educación Poética como una propuesta de desarrollo humano (hablamos de rehumanización) en la cual la poesía aporta orientaciones y componentes decisivos, comenzamos con esta serie de propuestas didácticas relacionadas con aquéllas.

La primera serie: "Experiencias", consta de tres crónicas comentadas en torno a prácticas escolares que tuve oportunidad de organizar y coordinar en las últimas dos décadas. Cada relato sintetiza, en sus rasgos fundamentales, las decenas de veces que se realizaron las experiencias. Las propuestas son abiertas, y desafían al docente a seguir desbrozando este camino arduo y motivador.

Integran esta primera serie ("Experiencias")

a- "Hemeroteca parlante", b- "Nuestro poemario" y c- "Mundos de papel"

a) Hemeroteca parlante

Los alumnos ingresan al aula y ésta se ha transformado. En el centro, mesas dispuestas para circular entre ellas, contra las paredes, las sillas. Un desconocido los recibe, junto al docente, y los invita a sentarse. En las mesas, una treintena de revistas literarias/culturales, de distintos formato, época y origen. El desconocido se presenta (es un escritor/divulgador cultural/periodista), y refiere a los estudiantes cómo reunió esa colección: viajando, recorriendo "librerías de viejo", intercambiando. Recoge de las mesas, donde están desplegadas las publicaciones, tres, las presenta y cuenta cómo las consiguió, repasa el contenido e historia de cada una, mientras intercambia preguntas y respuestas con los alumnos, en colaboración con el docente. Las revistas más antiguas o de formatos "raros" (p. ej. "Los Rollos del Mal Muerto", serie de pliegos enrollados) son las que más llaman la atención, junto a las de contenido más puntual o provocativo. Se invita a los estudiantes a recorrer las mesas durante quince minutos, revisando las revistas e intercambiando opiniones. Docente e invitado acompañan la recorrida, al final de la misma deberán quedarse con una, para dedicarle otros quince minutos de lectura, con opción a un cambio de publicación. Algunos toman las revistas con cierto temor, el invitado les indica cómo hojearlas sin riesgo, explica que algunas (como un par de "Caras y Caretas" de 1903, están en versión fotocopiada por la antigüedad del material). Otros quieren "quedarse con la primera que encontraron" (ya sea por real interés o por desidia), pero se les sugiere que sigan explorando. Al paso de los minutos, las conversaciones se animan, se intercambian las publicaciones, el docente muestra también curiosidad. Crecen las consultas a éste y al invitado. Cumplido el plazo, se invita a los alumnos a definir su elección y sentarse a leer en silencio. Aunque algunos tardan en tomar su decisión, en pocos minutos están todos leyendo su revista. La docente les sugiere que consideren tapa y contratapa, recorran el sumario, las secciones, los aspectos gráficos. Algunos intercambian comentarios, unos pocos consultan al invitado, pocos cambian de publicación. Minutos antes de que expire el plazo, se les sugiere que piensen cómo presentar al grupo su revista y explicar por qué la eligieron. Comienza la puesta en común. Los más resueltos toman la palabra, que la mayoría sigue con interés; en cada caso el invitado hace breve comentario aclaratorio sobre la revista presentada; el docente realiza acotaciones estableciendo relaciones entre lo dicho y temas desarrollados en la materia. Se producen algunos comentarios sobre las presentaciones, el docente asume rol de coordinador de los intercambios. Se habla de géneros, aparece la cuestión de los grupos literarios, los manifiestos y su relación con el contexto histórico, también con los textos, soportes y modos de lectura de los alumnos fuera del ámbito escolar. El docente propone que cada uno imagine una nota para incorporar a su revista, se intercambian opiniones; el invitado cuenta su experiencia personal como participante de publicaciones. La clase cierra con opiniones sobre la experiencia vivida en el encuentro. El docente anuncia que las clases siguientes se continuará trabajando en la temática, orientados a armar una publicación.

Observaciones: Esta actividad es la inicial de una secuencia muy flexible, que el docente planificará según el nivel educativo, las características del curso y desarrollo de sus programas (se ha experimentado, con obvias adaptaciones, desde el último año de primaria hasta los iniciales de la formación docente, pasando por la secundaria). Sugerimos derivar a la caracterización y escritura de géneros vinculados al hacer cultural (reseñas, comentarios, reportajes), y a la reflexión sobre los medios culturales "alternativos" y el rol de la literatura como producción, especialmente sus formas de circulación y apropiación. La figura del invitado resulta fundamental, como protagonista de experiencias literarias y cronista de diversos desarrollos culturales, a más de guía/facilitador de la clase, junto al docente del curso. Tomé contacto con esta experiencia (como docente de curso) gracias al poeta, periodista y divulgador Carlos Kuraiem y su colección de revistas culturales.

Extensión sugerida: dos a tres semanas.

Orientaciones: Competencias, procesos, géneros que se despliegan en esta actividad en el contexto de una adecuada planificación, resultan fácilmente comprensibles para el docente y abren multiplicidad de posibilidades. Pero volvamos al principio: la Educación Poética, al menos según venimos esbozándola desde Alegranza, tiene que ver con la posibilidad de desarrollo a partir de la superación de trabas/dificultades; dentro de éstas, la autolimitación, la temerosa negación del acceso a los bienes/prácticas culturales para sí, es de relevancia fundamental. El tener entre manos las revistas, el escuchar por testimonio directo el origen y desarrollo de las actividades artísticas grupales "acercan" no sólo una historia de la cual el estudiante comenzará a sentirse parte, sino que lo motivarán para asumir una actitud activa, entusiasta en su rol de protagonista de la cultura, empezará a abandonar la indiferencia y el temor a "esa cosa rara, ajena", no pocas veces generados en un entorno familiar limitante. El docente mismo tendrá oportunidad de repensar ciertas actitudes propias ante esta aparición "desescolarizada" de la vida literaria, acaso le ayudará a reformular valorativamente su rol en el complejo y desafiante contexto de la educación formal. Cuando hablamos de derechos, el de experimentar, "arriesgar" opiniones y propuestas y visualizarse como parte de una historia y un contexto más amplio que el intuido/aceptado, no es de secundaria importancia, precisamente.

b) Nuestro poemario

Los alumnos ingresan al aula con el libro de poemas de autor que han conseguido (en su casa, en la biblioteca escolar, etc.). El docente ha traído varios, también. Se forman pequeños grupos, el docente agrega los que ha traído a cada mesa grupal. Entre todos verifican las características dominantes de los poemarios (brevedad, distribución espacial páginas, ilustraciones, etc.). Se proponen quince minutos de lectura silenciosa, cada uno con su libro, con opción a un cambio; los alumnos irán anotando versos, imágenes, frases que les llamen la atención. Cuesta que se hable en voz baja, varios de los estudiantes no han logrado dar con un libro de poemas "de autor", el docente aclara su diferencia con las antologías y otras selecciones. En un segundo momento, en cada grupo, cada uno comentará el libro que le tocó al resto, y leerá los fragmentos señalados, sin desvincularlos del poema del que fueron extraídos. El docente lanza la consigna de escribir "un poema collage grupal" a partir de esos fragmentos, con amplia libertad para modificar, quitar y agregar palabras/frases. Puede surgir más de un poema; esta parte de la actividad insumirá media hora, aproximadamente. La mayoría opta por cambiar de libro; ante los resultados parciales de las "anotaciones", el docente propone limitar los fragmentos escogidos a no más de veinte palabras para cada uno. En la última etapa, el docente indica a los alumnos que lean el poema collage generado en cada grupo y expliquen qué procedimientos emplearon para desarrollarlo. En algunos casos, se han formado subgrupos para la composición, un par de alumnos se ha decidido por "escribir su poema". Se cierra la clase con una charla en torno de las opiniones generadas por las producciones y la actividad en sí. El docente sugiere que tomen nota de las estrategias empleadas para componer el poema, y qué ideas y sentimientos aparecieron en el proceso, porque en las clases siguientes se seguirá trabajando la composición poética.

Observaciones: Esta actividad, la que más he desarrollado a lo largo de mi trayectoria docente, es muy productiva en la secundaria, aunque también se ha mostrado motivadora en terciario y grupos de adultos fuera del ámbito escolar. Sugerimos una continuidad orientada a la producción de textos creativo/expresivos, que se irán analizando, mejorando y cuajarán en la elaboración de un libro de poemas, que podrá tomar formato papel y/o electrónico. La lectura de textos poéticos será una de las columnas de la experiencia, y también la oralización de los textos; en los tramos finales podrá proponerse un recital basado en las composiciones.

 Extensión sugerida: tres a cuatro semanas.

Orientaciones Uno de los desafíos de Alegranza es cuestionar las "recetas", las "soluciones" dogmáticas, simplistas, maniqueas, en los distintos órdenes de la vida. Esta secuencia, cuya primera actividad hemos desplegado, no es "fácil"; implica internarse en el universo del "otro" (autor, compañero), introducirse en terrenos poco frecuentados, experimentar, debatir, tomar decisiones y generar propuestas que expresen al grupo. También mostrarse, exhibir su universo emocional e ideológico. No hay caminos ni respuestas únicas, la palabra del otro aporta (aunque, a veces, moleste); de estos intercambios surgen propuestas generalmente más elaboradas y eficaces que las iniciales iniciativas individuales.

c) Mundos de papel

El docente aparece en el curso con buena cantidad de diarios y revistas "viejos", pregunta a los estudiantes para qué piensa que los trajo. "Otra vez vamos a leer noticias" se escucha desde el fondo... El docente hace un gesto negativo. Otro, aventura que van a usarlos para escribir historias a partir de los títulos... El docente niega y les anuncia que será un trabajo más "básico". ¿Para qué sirve el papel? Respuestas varias y sonrisas... El docente coge una hoja y explica que sirve para doblar, arrugar, cortar, agujerear... (acompaña con las acciones correspondientes). Mientras va distribuyendo un par de hojas a cada alumno les comenta que dos cosas determinantes en la vida de todo ser humano son los temores y los sueños. Propone que se formen dos grupos: los "temerosos" y los "soñadores". Conformados éstos, (no es fácil y el docente debe designar algunos "miedosos) lanza la primera consigna: con las hojas que les ha entregado, deberán dar forma (según su grupo) a su sueño o a su miedo, tienen diez minutos para la tarea. Todos trabajan activamente, algunos conversan. El docente les propone poner música tranquila y la mayoría aprueba (con algunos reclamos para que ponga algo "movido"). Ya cada cual tiene su "escultura" y el docente les dice que cada uno tiene veinte segundos para presentar la suya. Comienza la ronda, alternando temor y sueño. Al principio algunos se muestran reticentes, pero al final cada uno "presenta". El docente les pide que formen equipos de cuatro integrantes, con dos temores y dos sueños en cada uno, con la única condición de que no se repitan éstos en el grupo. Con algunas intervenciones destinadas a que esta conformación no se prolongue demasiado, el docente lanza la siguiente consigna: Cada grupo construirá una historia reuniendo sus sueños y temores. No se podrá anotar nada, y luego de veinte minutos, deberá presentarse la narración surgida, con intervención de al menos dos voces, podrán agregarse efectos de sonido, se espera una historia de al menos un minuto. Ante algún pedido, se ratifica que no se puede anotar nada. Los alumnos trabajan entusiastamente, el docente aclara, ante preguntas, que pueden ser "reales" o "fantasiosas". Expirado el plazo, el docente propone ir terminando, en, a lo sumo, tres minutos; un par de grupos pide más tiempo, pero reciben una negativa. Comienza la exposición: risas y aplausos cierran cada intervención. Al final de las mismas, el docente invita a encontrar los puntos en común y diferencias de las historias, su realismo, su parte imaginativa, el modo en que se han enlazado los miedos y sueños de cada uno. Se charla animadamente, al cierre, el docente propone que cada uno convierta (con mucha libertad) la historia relatada en un breve cuento escrito. Aclara que deberán tomar nota de las diferencias entre contarlo oralmente y ponerlo por escrito. Entre todos decidirán qué hacer con las "esculturas" (llevárselas, exponerlas, etc.).

Observaciones: Esta actividad se puede realizar, con adaptaciones, para grupos de cualquier edad. Es también muy flexible en cuanto a sus fases y variantes. Puede integrarse en una secuencia destinada a la construcción de relatos orales y escritos con sus peculiaridades, y a la reflexión sobre sus componentes y articulación de los mismos. 

Extensión sugerida: dos semanas. 

Orientaciones: El aislamiento y la soledad son una de las pandemias de la contemporaneidad. No hablamos del necesario espacio de interiorización, común a todos, sino de la imposibilidad de establecer nexos con los demás y el contexto sociocultural en general, la conexión con celulares y videojuegos entre los más jóvenes tiene importantes nexos con esta problemática. A través de esta actividad, se ponen de relieve los puntos en común de nuestra existencia (miedos, sueños), la importancia de escuchar, y se abona la posibilidad y necesidad de construir historias articulando vivencias de cada uno. "Nuestra historia", en sus aspectos individuales y grupales, merece ser contada, ya como testimonio cercano a lo biográfico, ya como motivador fruto de la imaginación. Podemos construirnos narrativamente, decirnos y escucharnos, también en el ámbito escolar.

Epílogo parcial

Estas aproximaciones tienden a que los docentes cuenten con más medios a la hora de imaginar y planificar el estímulo al desarrollo de las competencias verbales, en general, de sus alumnos, sobre todo, las vinculadas a la creación textual. No se presentan como secuencias o proyectos, sino como muestra, inicio o estímulo para el contextualizado desarrollo de los mismos. Lo más importante es poder reflexionar sobre estos temas desde problemáticas concretas que plantea el mundo actual (sobre todo, a los más jóvenes). 


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