PENSAMIENTO JOVEN
Alegranza se enorgullece en abrir sus puertas al pensamiento de los jóvenes, oxígeno de nuestra cultura.
El arte como actividad autónoma y educadora, problematización de perspectivas en vías de la formación de una educación poética crítica y transformadora
Por Alan Meza Cuevas
Es viejo el debate en torno al arte y sus relaciones con la sociedad. La disyuntiva surgida hace casi dos siglos, oscilante entre una concepción del arte como hacer autónomo y su ejercicio como práctica ligada a finalidades externas a las obras artísticas mismas, continúa dando la pauta para discusiones en la actualidad. Y no es para menos: ¿cómo responder con certeza a semejante cuestionamiento? La historia nos ha enseñado que su resolución no está en ninguno de los extremos del dualismo. ¿Qué hacer entonces?; ¿cómo tomar posición frente a una pregunta que exige el complicadísimo trazo, por lo menos provisorio, de una delimitación de lo que es y puede ser el arte? Por ello, dedico este breve ensayo al abordaje de la cuestión haciendo un enfoque sobre los problemas que esta hace recaer, específicamente, sobre la recepción artística con horizonte en la formación de una educación poética rehumanizante.
Para comenzar la problematización de esta disyuntiva, dispongo del planteamiento de un abierto defensor de la autonomía del arte. Pierre Bourdieu, en su teorización acerca de la percepción artística, consolida de manera sistemática las bases de una recepción ideal. Para él, el arte debidamente percibido implica lo siguiente: una intelección de la intención objetiva de la obra artística; esta, a su vez, comporta el previo saber y dominio de ciertos códigos de recepción atinentes al estilo que da forma a la obra. Siguiéndolo, es el conocimiento de los criterios de agrupación y distinción del arte lo que, al mismo tiempo que genera normativas sobre la manera en la que la obra de arte es percibida, posibilita la recepción de la obra en su irreductible individualidad. Sólo la articulación de expresiones, significados y significantes conduce a una recepción integral, unitaria, de la obra. A la vez, sólo este modo de recepción del arte aproxima al degustador a la intención objetiva de la obra y, por tanto, lo involucra en un diálogo y un acto de reflexión.
Este modo de entender el arte y la manera en la que es y debe ser recibido a fin de contribuir, como perceptores, a la realización de la intención objetiva de la obra, estimula diversas vertientes del cuestionamiento. Primero, ¿cómo definimos de manera certera la intención objetiva de la obra? En el momento en el que recibimos y degustamos una obra artística, ¿cómo podemos saber con entereza que nuestra recepción se corresponde con las propuestas semiótico-semánticas impresas en ella? La respuesta a esta pregunta es altamente compleja. Es verdad que la consideración de la obra de arte como estructura es relevante en tanto habilita una comunicación sui generis. A la vez, es importante advertir diferencias sustantivas respecto a la propia individualidad en el arte, pues ello da la apertura a un diálogo y un acto de reflexión: se transmite un mensaje potencialmente transformador mediante la recepción artística. Para eso, es verdad que es preciso encontrarse capacitado con ciertos códigos; para inteligir el conjunto de posibilidades comunicativas residente en la composición (Bourdieu, 1968).
Es menester, sin embargo, recordar que esta forma de percepción del arte es una entre otras posibles. La búsqueda por dilucidar la intención objetiva de una obra artística es sólo una forma de recepción entre otras. El arte como capital susceptible de ser apropiado por lo sujetos a condición de que dispongan de un circunscrito bagaje de recursos culturales -limitados a pocas personas, por lo demás- que se lo permita, no es más que una entre otras variantes. Esto es importante en la medida en la que: existe arte estructurado a partir de formas e intenciones más democráticas y comprometidas con los problemas sociales (véanse las disertaciones sobre Barthes en torno a la escritura comprometida de Albert Camus[1]); el arte no necesariamente ha de ser producido y recibido en seguimiento del principio de su autonomía radical; y el arte puede y es instrumentalizado con fines ajenos a sus propuestas originarias, sin por ello perder forzosamente su autonomía y su sustantividad[2].
El arte, como experiencia trastocadora del sentido que le otorgamos a las mismas experiencias (Hernández Hernández, 2008), es variable en su definición y en su puesta en práctica. Además, puede llegar a todos; no existe necesariamente como la producción de un individuo dirigida a un campo selecto de individuos socializados de modo parcialmente similar. Y esto no comporta un llamado a la construcción de una educación poética basada en la enseñanza de normativas estéticas; al contrario, implica apertura. El arte y su recepción puede ser algo distinto a la comunicación peculiar interna a una fracción de clase social; puede ser estímulo, realización enteramente individual, oportunidad para la crítica y la autocrítica, resignificador de lo que se vive[3], forma de autoconocimiento, etc. Inclusive, el acto de recibir una obra e interpretarla con códigos ajenos a su composición e intención objetiva con finalidades críticas y cognitivas[4] merece ser considerado como una acción en el arte (véanse las lecturas crítico-estilísticas que hace Eco de las tiras cómicas de superhéroes[5]).
La educación poética genuinamente comprometida con el desarrollo del imaginario individual contempla esto. Esta no se trata tanto de la enseñanza de normas y agrupaciones estéticas como de la estimulación, la reflexión y el diálogo intersubjetivo. No se trata tampoco de la formación de intérpretes contemplativos dotados de erudición, sino de la estimulación para la generación y coordinación de individuos críticos y autocríticos estéticamente capacitados para la toma de conciencia y despliegue de sus formas únicas de experimentar el mundo que, apuntaladas e inteligidas a través del diálogo, pueden contribuir en su desenvolvimiento a la institución formas de convivencia y de socialidad desasidas de las formas heredadas basadas en la violencia y la sujeción.
Así, a la disyuntiva entre la concepción autonomista del arte y su ejercicio instrumental, se puede responder provisionalmente lo siguiente: más allá del dualismo, se puede dilucidar que el arte autónomo respecto a sus normativas histórico-estéticas -no ya con relación a sus utilizaciones sociales- no es incompatible con un ejercicio del arte de manera comprometida con los problemas sociales, sino elemento complementario. Recordemos que "el individuo, al desarrollar sus capacidades específicas, contribuye al bien común, ya que en la vida real los diferentes individuos representan su experiencia de diferentes maneras; y porque lo hacen, la cultura en general se enriquece" (Palacios, 2006).
Bibliografía
Barthes, R. (2006). El grado cero de la escritura seguido de Nuevos ensayos críticos. México: Siglo XXI editores.
Belalcazar Valencia, J. y Molina Valencia, N. (2017). Los tejidos de las mujeres de Mampuján: prácticas estético-artísticas de memoria situada en el marco del conflicto armado colombiano. Andamios, vol.14, (núm.34), pp.59-85.
Bourdieu, P. (1968). Elementos para una teoría sociológica de la percepción artística. En: UNESCO. Sociología del arte. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
Eco, U. (1999). Apocalípticos e integrados. Barcelona: Lumen. Hernández Hernandez, F. (2008). La investigación basada en las artes. Propuestas para repensar la investigación en educación. Educatio Siglo XXI, (núm. 26), pp. 85-118. Palacios, L. (2006). El valor del arte en el proceso educativo. Reencuentro, (núm. 46).
Trotski, L. (2006). Literatura y revolución. Caracas: El perro y la rana.
[1] Barthes, 2006.
[2] Ha sido dicho que, a veces, se martillea mejor con un espejo que con un martillo (Trotski, 2006)
[3] Véase, a este respecto, el caso de las mujeres de Mampuján y la resignificación de las experiencias de guerra y violencia que hacen a través de la creación de tapices tejidos.
[4] Véanse también los numerosos trabajos basados en una recepción crítica y una resignificación de la Virgen de Guadalupe, creando así una alternativa crítica y estimulante de la reflexión allí donde antes había un símbolo originalmente instrumentalizado por colonizadores.
[5] Eco, 1999.
ALAN MEZA CUEVAS. (México, 1999). Nacido y residente en Guadalajara, México. Estudiante de Licenciatura en Sociología en la Universidad de Guadalajara.
Trap fenómeno del momento
Por Carmen Saverino
Trap fenómeno del momento
Expandirse sin ser conocido
Por Carmen Saverino
DE CÓMO EXPANDIRSE SIN SER CONOCIDO
¿QUÉ ES EL TRAP?
El Trap es un género musical que surge en la ciudad de Atlanta en la década del noventa y se considera una música del bajo mundo. Es una música explícita de alto contenido violento, que hace alusión al tráfico de drogas y al ambiente callejero. Su nombreTrap (cuevas) proviene, como se denomina en algunos lugares de Estados Unidos, de los sitios que se utilizan para almacenar armas y drogas. Expresan lo que viven en ese momento, quieren que sea conocido entre ellos. Por eso en los encuentros que se realizan entre bandas ninguna será igual a otra. Aunque más adelante cuando algunos de los traperos comienzan a destacarse, sus temas son grabados y lanzados al mercado. Los Traperos presentan lucha contra el capitalismo, oponiéndose a que su música sea masiva, o sea no quieren que las corporaciones de la industria musical se apropien de ellas, posiblemente por el temor a ser fagocitados por el sistema.
EL TRAP EN LA ARGENTINA
EL TRAP Y LA TEORÍA CRÍTICA
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
EL RECEPTOR COMO IMPULSOR EN LA CREACIÓN DE UN MOVIMIENTO ARTÍSTICO Y EL MURALISMO MEXICANO COMO EJEMPLO
Por Javier Goñez
Muralismo Mexicano
La mirada del espectador: Netflix, ¿Teatro en casa?
En el año 2015 surge Teatrix, una plataforma por la que, mediante el pago de una suscripción mensual, se pueden ver obras de teatro on line. Su creadora, Mirta Romay afirma que Teatrix es "la traducción de una obra de teatro al lenguaje audiovisual", que permite la disponibilidad de puestas en escena filmadas, via streaming.
Diego Faturos, actor teatral, afirma junto con Romay, que Teatrix es inclusivo, porque permite a muchas personas del interior y del exterior del país poder ver puestas en escena de producción nacional, que serían inaccesibles sin esta plataforma, por razones de distancia. Faturos destaca que lo más importante de la iniciativa es que sirve como forma de registro de las puestas en escena.
Nelson Rueda, uno de los protagonistas de "El principio de Arquímedes", sostiene que "el público de teatro va a seguir yendo al teatro porque es una experiencia diferente verlo en una sala que en televisión", y agrega que la calidad de las filmaciones en Teatrix hará que la gente se acerque al teatro.
El ensayo que presentamos a continuación, Teatro 4 G, de Malena Angelozzi, cuestiona los principales paradigmas que llevaron a Romay a lanzar Teatrix: llevar el teatro a los hogares, y el carácter inclusivo de la plataforma. Angelozzi se pregunta, como espectadora, sobre todo lo que se pierde del hecho teatral (que es presencial y único); todo lo que ocurre en la puesta en escena y que la cámara no capta. Con idéntica lucidez y brevedad, hace notar que la inclusión es que algo se adapte a lo distinto, y expone ejemplos como el teatro en las escuelas, los centros de jubilados, o para público con capacidades diferentes, entre otros. La autora cuestiona el empoderamiento que Romay asegura generar a través Teatrix, con argumentos significativos y difíciles de rebatir.
Los invitamos a leer su texto completo.
Teatro 4G
Por Malena Angelozzi
Resumen
¿Qué tanto estamos atravesados por el mundo tecnológico? La tecnología avanza día a día y se incorpora cada vez más a nuestra vida cotidiana. Las expresiones artísticas no son la excepción, y observamos como este avance las afecta progresivamente. Comenzamos a acceder desde la comodidad de nuestro hogar a recorridos virtuales por museos, conciertos de música, libros en formato digital y ahora también podemos ver obras de teatro sin ir al teatro. Teatrix nos abre una controvertida y nueva puerta hacia el mundo del drama. ¿Nos acerca o nos aleja más de las artes escénicas? ¿Obstáculo o beneficio para quienes se dedican a este arte? ¿Es teatro? La plataforma, creada por Mirta Romay, llega con una ola de interrogantes para proponernos ver teatro desde la pantalla de casa.
Teatro 4G
Un hombre va a un videoclub y alquila una película. Como en todo videoclub, tenían su reglamento con las condiciones de préstamo específicas. Cuando el hombre regresa para devolver la película se encuentra con que tenía que haberla devuelto algunos días antes, así que por esto le cobran una multa. El hombre indignado, pensó como podía evitar que esto vuelva a ocurrir. Estuvo mucho tiempo pensando una forma para que las personas no pasen por esta situación y puedan disfrutar de las películas que querían ver. Hasta que un día del año 1997 creó Netflix. El hombre se llama Reed Hastings, que junto a otro compañero ideó esta plataforma de películas, en la que sus usuarios suscriptos pueden disfrutar de todo el material disponible, las veces que quiera, durante el tiempo que quieran y desde la comodidad del hogar. Al principio se necesitaba una computadora con conexión a internet, pero con el avance tecnológico de los celulares y televisores, hoy se puede disfrutar de la plataforma en cualquier aparato que se conecte a la red. Por supuesto que se necesita una velocidad de internet determinada para poder mirar las películas sin complicaciones. Actualmente redoblaron la apuesta, no solo por agregar también series, si no por su más reciente actualización, en la que se puede descargar contenido, para luego disfrutarlo sin la necesidad de usar internet.
En nuestro país durante el año 2015, aparece Teatrix, o como su creadora, Mirta Romay, lo define en simples palabras ''...el Netflix del teatro''. Sí. Teatro desde la comodidad del hogar. Aunque no es la primera vez que se ve teatro desde la casa, ya que desde hace años se pasan obras de teatro en televisión y no dejemos de lado, como el radioteatro llevo el drama a las casas de familia, resultó ser muy llamativo más que nada entre las personas adeptas al teatro. Lo primero que se nos viene a la cabeza es la siguiente pregunta: ¿es teatro? Si tenemos en cuenta que el hecho teatral ocurre cuando hay alguien que actúa y alguien que mira, podemos decir que sí, es teatro, por supuesto que lo es, ya que las obras que están en esta plataforma, son grabadas en funciones con público. Además, el proceso de grabación se realiza con la secuencia normal de la obra teatral, desde el principio al fin, y no como en el cine que puede grabarse primero la última escena y terminar por la primera. Pero al ser grabadas y reproducidas ¿Qué ocurre con el ''aquí y ahora´''? El hecho teatral, sucede en un tiempo y un espacio real. Solo sucederá una vez. Puede repetirse, pero no será exactamente igual que la primera vez. Esa es una de las grandes particularidades de este arte. Entonces ¿sigue siendo teatro? Lo más adecuado en este caso, sería hablar de obras de teatro grabadas que llegan al hogar y no de teatro en el hogar, ya que eso significaría, meter actores a nuestras casas a que realicen una pieza dramática. Esto es ver algo que ya paso, algo desde el ángulo de la cámara, un trabajo que no está adecuado a ser captado por una cámara. Poniéndome como espectadora, pienso en todo lo que me puedo perder, en todo lo que la filmación no me muestra, en todo el trabajo de esos actores que se perdió en ese proceso tecnológico perteneciente a otro arte. Tomando el ejemplo más exagerado que se me viene a la mente para describir esto: no es lo mismo ver la transmisión de una guerra por el noticiero, que estar en esa guerra.
En una nota que le realizo Infobae a Mirta Romay en el 2018, podemos leer lo siguiente:
Su creadora, claramente reconoce y no niega el hecho de que teatro es lo que ocurre al momento de grabarlo, pero no afirma si sigue siendo teatro al momento de reproducirlo. En cuanto a lo mencionado sobre el público que accede a Teatrix ¿De qué más nos estaremos olvidando? Seguramente de lo ya mencionado al principio, el ''´Netflix del teatro'' necesita el aparato tecnológico adecuado para conectar a la red, una red de internet con buena velocidad, y el pago de una suscripción mensual. Muy accesible... ¿no? La cantidad de suscriptos a Netflix ha crecido mucho en los últimos años, en muchos hogares fue tomado como alternativa a pagar la televisión por cable, pero eso no significa que en todos los hogares haya una cuenta de Netflix, justamente por estos mismos motivos. Sobre esto más adelante menciona:
Mirta -...Ahora una empresa me va a ayudar a poner subtítulos, para las personas con problemas auditivos. Y esto vos lo ves en las redes. Alguien dice lo que vos dijiste recién sobre lo presencial del teatro y otra persona le contesta "che, vos no sos el ombligo del mundo, yo estoy acá en tal lugar y yo también quiero ver teatro". Entonces creo que tal como dicen estas tecnologías son profundamente inclusivas cuando tenés una red de internet cerca, y cuando no la tenés son profundamente exclusivas ¿no? Excluyen. Pero aquellas personas que ya pueden tener estás haciendo un trabajo de inclusión social hermoso. Y a veces me duele cuando cierto tipo de gente del ambiente artístico incluso me cataloga como eso es capitalismo puro. Yo digo, ¿pero no se da cuenta la cantidad de gente que no puede acceder al teatro y que lo estás empoderando? Porque es darle poder.
Lo inclusivo, la mayoría de las veces no incluye a todos. En este caso podemos decir que se está incluyendo a ese porcentaje de la población que no puede acceder al teatro pero si a Teatrix. ¿Y dónde está la inclusión para el que no puede acceder a ninguna de las dos? ¿A quién le estamos dando verdaderamente el poder? ¿Realmente creemos que con la situación económica actual, que también afecto al teatro en Buenos Aires, es un buen plan quedarse en casa viendo Teatrix? Por supuesto que los productores de las obras cobran un porcentaje por la obra grabada, y la mayoría de esas obras ya no están en cartel. Pero para las obras que si están... ¿no será más conveniente, económicamente hablando, que la gente asista a verla?
Me pregunto si alguien que está a 300 kilómetros tendrá los medios para poder acceder a internet. Me pregunto si realmente el objetivo es hacer llegar el teatro a otros lugares. Confío en que es mucho más accesible ir a ver teatro. Confío en que salir de tu casa y ver a alguien que actúa es teatro, no lo dudo. El teatro hoy sucede en muchos lugares, en las casas, en los centros culturales, en los centros de jubilados, en las escuelas, en las calles. Las propuestas teatrales varían, incluso para quienes tienen capacidades distintas. El teatro se adapta, y llega a quien tiene que llegar. El teatro se adaptó siempre a lo largo de la historia. ¿Por qué reducirlo a lo que capta una simple cámara? ¿Dónde quedan las sensaciones? ¿Dónde queda el vínculo entre el actor y el público? Se percibe en el ambiente como cierto sector sigue utilizando las herramientas que tiene a mano a su favor. Como la cultura artística y el acceso a esta sigue siendo para algunos, para el que pueda pagarla.
Por supuesto que el trabajo del actor y todos los que contribuyen a que el teatro suceda, tiene que estar bien remunerado. No deja de ser un trabajo como cualquier otro. Pero digamos las cosas por su nombre. La inclusión es cuando algo se adapta a lo distinto, en este caso, una plataforma a la que todos puedan acceder. Y si a esa plataforma no pueden acceder todos, hablemos de mercado y capitalismo. Hablemos de qué tipo de obras se encuentran en la plataforma.